Octavio Sierra
Colegiado vestido de negro.
Octavio María Sierra Mesa de 80 años, es verdaderamente un personaje emblemático del fútbol antioqueño, es posible que la gente joven poco sepa de él, pero es el momento de hablar de un hombre que creció en el barrio Robledo, cerca al Jordán, es el mayor de 14 hermanos y quien tuvo que salir a trabajar apenas en su adolescencia, laboraba en la oficina de contabilidad de la empresa Metalúrgicas Apolo. La pasión por el fútbol siempre la tuvo en el equipo de fútbol de la empresa, era el eterno suplente que poco jugaba, volante zurdo con gol que sólo figuraba en los torneos internos de la empresa y en una final sabatina del campeonato interno, el juez designado no llegó a la hora establecida y le ofrecieron dirigir el cotejo final, no lo dudo y con pito en mano hizo rodar la pelota, le fue tan bien que el árbitro designado quien llegó en mitad de tiempo se negó a pitar la segunda parte y permitió que Octavio terminara el partido. Ese mismo juez que llegó tarde lo invitó a hacer el curso de juez en la Liga Antioqueña de Fútbol que por aquella época quedaba en La Paz con Cúcuta.
Así se inició una larga historia en el referato, comenzó a dirigir en la década del 60 en torneos de barrio y en partidos de Liga hasta 1969, cuenta don Octavio que un día se fue a pitar un compromiso en la cancha de San Rafael en Guayabal y uno de los equipos no se presentó, hubo “W” y de inmediato se fue para la Marte 1 porque había una final de la Primera B entre Imusa e Inducarpas, el árbitro de ese juego no estaba en condiciones para dirigir e invitaron a Sierra para que pitara, había público a reventar en las graderías y cuando terminó el cotejo le dieron una calificación de 10 puntos. Calculando, dirigió alrededor de 500 partidos en el fútbol aficionado, pitaba entre 3 y 5 juegos cada fin de semana. Tuvo la fortuna de estar en los torneos nacionales de Difútbol, uno en Armenia y otro en Girardot, Cundinamarca, de este último Nacional de fútbol juvenil salieron figuras como Alejandro Brand y los hermanos Jorge y Luis Fernando Meza. Además, lo ascendieron muy pronto para dirigir en la segunda división en un juego entre Oro Negro y Palmira en Barrancabermeja.
Participaba como árbitro en los juegos amistosos internacionales que organizaba don Antonio Patiño Vinasco, alcanzó a pitar un clásico en Nueva York entre Nacional y Medellín, Sierra fue el central del juego Colombia vs Uruguay con motivo de los 450 años de Bogotá y se dio el lujo de arbitrar Junior vs Uruguay en la inauguración del estadio Metropolitano de Barranquilla en mayo de 1986. Debutó como profesional un 19 de marzo de 1969 como juez central del compromiso en Manizales entre Once Caldas 3 Santa Fe 1. Participó como juez de línea en varios juegos de eliminatorias mundialistas, estuvo en 7 Copas Libertadores y dirigió 13 partidos, fue árbitro de la Dimayor entre 1969 y 1989, fueron 465 juegos en primera división, en La Paz fue central del juego Bolivia 2 Argentina 1 en la Copa América de 1979, designado juez principal del juego Brasil vs Canadá del mundial juvenil de 1987 en Chile y le quitaron la opción de ir al mundial de España en 1982, dice que lo sacaron de la baraja de candidatos y designaron a Gilberto “mecato” Aristizábal.
Después de su retiro de la actividad arbitral, se dedicó a tertuliar y a la verborrea como él mismo la llama, sin obligaciones de madrugar y viviendo tranquilo en el barrio San Joaquín donde vive feliz porque el fútbol le dio un techo donde vivir y por haber educado a sus hijos Octavio Alberto y Juan Carlos, hace 6 años quedó viudo de doña María del Socorro Vásquez. Dice don Octavio refiriéndose a la nueva tecnología en el fútbol como el Var que la misma no es ciento por ciento real, las decisiones son tomadas por humanos “el que está en el campo ve y siente, el que está en la cabina no escucha lo real, es cine”. Se refiere igualmente a la nueva administración LAF, de la cual dice: “gracias a mi dios aparecieron estos muchachos, tuvieron la verraquera de sacar a otros administradores y no han contado aún la verdad de las cuentas que encontraron en el nuevo edificio por lo buenos que son”. Finalmente, habla de la posible desaparición del Estadio Cincuentenario: “voy totalmente en contra de la desaparición del Cincuentenario, es un escenario que se lo dieron a la Liga en comodato para toda la vida y para el fútbol aficionado, sería una vergüenza su extinción”.