Soy Antioqueño Toda la Vida: Darío Vélez
El profesor Darío Vélez nació en el municipio de Caldas el 4 de diciembre de 1949, cerca de cumplir sus primeros 73 años, hoy día goza de muy buena salud y excelente semblante, un hombre que nació para el fútbol en la tierra de los aguaceros. De familia pobre y humilde pero que nunca les faltó nada y desde niño siempre con su pelota de números, la que no desamparaba en ningún momento, la llevaba haciendo los mandados de la casa por las desoladas calles de su pueblo, se pasaba horas y horas jugando con ella en los garajes cuando los camiones salían a cargar el carbón al municipio vecino de Amagá, de allí, dice él logró la técnica depurada para jugar al fútbol, y ese era su juguete predilecto porque hasta su mayoría de edad nunca supo lo que fue tener un balón de fútbol de su propiedad.
En los famosos picaos de la cuadra siempre era elegido por parte de los que hacían el pico y monto, y aunque siempre fue volante de marca, el día que fueron por él para llevarlo a jugar con el DIM Vicuña, hizo entrenamientos como zaguero central y se quedó con la posición a pesar de su corta estatura, pero tenía una excelsa técnica y muy buena saltabilidad. Comenzó en la categoría Ascenso para actuar en los Torneos Departamentales de la Liga Antioqueña de Fútbol, lo llevaron con sus compañeros de barrio Omar Bolívar y Gabriel Flórez, ese equipo en una temporada sólo perdió 2 juegos y lograron dar la vuelta olímpica, era un equipo de magos con el balón, gracias a la gran campaña y a su gran eficiencia, fue llamado por el profesor Humberto tucho Ortiz para hacer parte de la selección Antioquia de mayores, a pesar de ser uno de los más jóvenes siempre se puso la franja de capitán.
El profesor Darío Vélez es un convencido que para hacer cosas buenas en el fútbol hay que tener buenos maestros, fue un defensor central de grandes condiciones, depurado a punta de trabajo y comparadas sus características con jugadores como Nolberto Molina, Álvaro Escobar, Iván Ramiro Córdoba e incluso se puede mencionar a Daniel Pasarella en el fútbol internacional. Lo ascendieron muy pronto a la Primera categoría siendo nuevamente campeón y llevado otra vez a la selección Antioquia de 1969 que fue a Pasto, delegación que se trajo la estrella para nuestro departamento, la final se la ganaron al Valle del Cauca. Sus compañeros de selección eran entre otros, Diego Arbeláez, Enrique Pimienta, Hernando Guzmán, Francisco Lotero, Francisco “pacho” Maturana, René Jaramillo, Ponciano Castro, Carlos Monsalve, Álvaro Calle, Álvaro Ossa, Norberto Uribe, Humberto Moreno, Byron Hernández, Henry Gómez, Alberto Meza, Hernando Saráz, Walter Hernández, Orlando Álvarez, Rodrigo González, Rodrigo Pérez y Oscar “papi” Mejía.
Darío Vélez también saboreo las mieles de la victoria con la selección Antioquia en los juegos nacionales de 1.970 en Ibagué, en total se colgó 4 medallas con la “blanca y verde de Antioquia, tres como jugador y una como asistente técnico del “tucho” Ortiz en el título en la ciudad de Bucaramanga, también fue el entrenador de la selección Antioquia en los juegos nacionales de 1.974 sin mucho éxito. Nunca alcanzó la meta de jugar futbol profesional, se siente frustrado de no haberlo sido, sin embargo, el hecho de retirarse de la actividad a muy temprana edad hizo que nuestro fútbol ganara un gran formador, entrenador y preparador físico, carrera que comenzó en la Universidad Pontificia Bolivariana tras la invitación del profesor Humberto Ortiz y tras decidir que por una lesión ya era mejor que su suplente que era Álvaro “polaco” Escobar comenzara a jugar, y así fue, comenzó a dirigir y a jugar de manera esporádica, pero como una de sus rodillas no respondía prefirió quedarse de sudadera para comenzar a formar niños y la Primera categoría para dirigir jugadores como Hernán Darío “bolillo” Gómez, Marco Tulio Duque (q.e.p.d.) y Jorge Peláez entre otros.
Cuando el “tucho” se fue para el Medellín tras una invitación de José María Ramaccioti, el profesor Vélez se quedó al frente de los equipos de la U.P.B. y definitivamente comenzó a capacitarse en la escuela nacional del deporte y en el CEFAN que era la entidad que certificaba técnicos de fútbol en esa época, además, asistía a cuanto curso hubiera de preparación física y entrenadores de fútbol. A la par se preparaba con técnicos como Luis Alfonso Marroquín, Migdonio Palacio y Gastón Moraga, especializándose cada vez más en la actividad muscular, también aprendiendo de grandes maestros y de los cuales menciona especialmente a Luis Cubilla, Juan Martín Mujica y Gabriel Ochoa Uribe.
Cuando el profe Darío tenía 26 años ya trabajaba en las divisiones menores del Medellín, trabajó un par de años y allí dirigió su primer juego profesional, lo llamaron para reemplazar al “caimán” Sánchez para un juego Medellín vs Quindío y en 1.976 asumió como técnico en propiedad del equipo para reemplazar a Edilberto Righi. En 1.978 Justo Lopera se lo llevó como asistente técnico al Deportes Quindío, en 1.979 fue a trabajar con Juan Carlos Sarnari como preparador físico en el mismo cuadro de la ciudad de Armenia, luego en Santa Fe y Once Caldas. Como D.T. o asistente dirigió en Medellín, Quindío, Santa Fe, Once Caldas, Millonarios, América, Junior, Bucaramanga y Envigado, en este último equipo reemplazó a Norberto Peluffo.
Los caminos del fútbol lo hicieron encontrar con Luis Augusto “chiqui” García, con quien estuvo en Envigado, Medellín, Junior, América y Millonarios, pero lo mejor que vivió sin lugar a dudas fue la llegada con García a la selección Colombia de mayores en 1.991 para ir a la Copa América que se realizó en Chile, allí tuvo una de las alegrías más grandes que el fútbol le dio, fue precisamente el triunfo por primera vez ante la poderosa Brasil 2-0, era la primera vez que la “tricolor” derrotaba a la pentacampeona del mundo con la selección absoluta, con goles de Arnoldo Iguarán y Anthony de Ávila, ese día el profesor Darío muy conmovido y emocionado lloró de la alegría. Colombia jugó ese día con rene Higuita, “chonto” Herrera, Luis Carlos Perea, Andrés Escobar, Diego León Osorio, Leonel Álvarez, Eduardo Pimentel, Fredy Rincón, Carlos Valderrama, Arnoldo Iguarán y Anthony de Ávila. Brasil tenía en nómina a Taffarel, Cafú, Ricardo Rocha, Marcio Santos, Branco, Mauro Silva, Neto, Luis Enrique, Renato, Joao Paulo y Raí.
El profesor Darío Vélez dice que en el fútbol siempre encontró gente muy especial y que dejó de dirigir porque ya no lo contrataban porque creían que era muy caro y de los mejores recuerdos que tiene es haber sido parte del cuerpo técnico del Once Caldas que ganó la Copa Libertadores del año 2.004 con “el campeón de la vida” Luis Fernando Montoya. Actualmente retirado descansa del fútbol, pero no alejado de este deporte porque el fútbol es la gran pasión de su vida, reseña a Luis Alfonso Jaramillo, Ponciano Castro y “la rata” Gallego, como los mejores futbolistas que vio y destaca a Humberto “tucho” Ortiz, Luis Augusto “chiqui” García y Juan Martin Mujica como grandes maestros de su carrera deportiva. Insiste que en las fuerzas básicas se necesitan muy buenos formadores, volver a la fuente de la disciplina, la dedicación y la responsabilidad.
Cuenta que en su época el fútbol era de la calle, dice que el espacio reducido en los niños es necesario para el aprendizaje de la técnica y es un convencido que el deporte es una necesidad de la vida, se debe amar el juego, tomando el ejemplo del gran Arturo Bustamante quien era un libro abierto, a propósito del “mariscal”, cuenta el profe Vélez como anécdota que en esa época cuando el directivo trabajaba en Radio Reloj, le avisaba a través de la emisora como si fuera el WhatsApp de ese momento y anunciaba al aire así: “se le avisa a Darío Vélez en el municipio de Caldas que debe pasar por la Liga a firmar planilla urgente que va para un torneo nacional y además tiene entrenamiento” y la otra historia que recuerda con mucha gracia fue la ocurrida en Estados Unidos en una Copa Marlboro con Millonarios, Rubén Darío Hernández y Arnoldo Iguarán tomándose fotos con el “rey” Pelé a lo que el profesor les dijo que estaba apenado por la molestia, sin embargo, el brasileño por el contrario le manifestó que tranquilo que se podían tomar todas las fotos que quisieran a lo que todo el equipo aprovechó a tomarse las fotografías con el mejor de todos los tiempos.
Hoy vive bien en su natal Caldas, viendo fútbol y hablando de fútbol con la gente, disfrutando de su familia con su esposa doña Luz Helena, sus hijos María Clara y José Alejandro, además de sus nietos María José y Juan Antonio, con el nieto pasa largos ratos enseñándole los grandes secretos de la fundamentación técnica en el fútbol y contándole la historia de cómo con una pelota de letras se aprende a jugar el deporte más lindo del mundo.